¿Des…erción o Des…ilusión?

Hace ya unos días se hizo oficial la noticia sobre la llegada del pelotero Yoenis Céspedes a República Dominicana, acompañado  de su madre y otros familiares la joven estrella apunta hacia un horizonte de glorias y triunfos en las grandes ligas, formando parte desde ese momento del largo listado de estrellas del deporte cubano que deciden triunfar profesionalmente fuera de Cuba.

Ahora solo nos queda la pregunta: si Cuba es tan maravillosa, ¿por qué desertan los deportistas cubanos?

Los atletas que se convierten en desertores son pasibles de reprimendas si regresan a Cuba. En principio se los detiene por varios días e incluso meses además de prohibirles la práctica del deporte que desempeñaban. También se les prohíbe la salida del país con delegaciones deportivas.

Además, cada vez que se reporta un nuevo caso de deserción, las autoridades cubanas realizan gestiones para obtener información sobre el destino de los deportistas. Lo primero que se hace es interrogar a la familia bajo fuertes presiones para que den algún dato. Muchas veces llegan hasta perder los empleos si un familiar no regresa a Cuba.

El verbo «desertar» es en sí mismo una aberración solo aplicable a los cubanos bajo la tiranía castrista, como resultado de sus leyes migratorias. Las personas de otros países que se quedan en otro lugar no están «desertando», simplemente porque las leyes migratorias de su país no le prohíben regresar. En el caso de los cubanos sí, y porque el acto de quedarse se toma como una actitud ideológica contra el gobierno, no un simple asunto migratorio.

Este es uno de los temas por el que ni los loros ni los defensores más inteligentes de la tiranía en el extranjero, se atreven a defender, pues es una evidente arbitrariedad que les dejan sin argumentos, mucho más que es sabido que al «desertar» alguien, la tiranía usa como rehén a sus familias en la isla impidiéndoles el reencontrarse por largo tiempo (o nunca, como en el caso de los médicos), algo que solo las tenebrosas KGB soviética y la Stasi alemana, usaban durante los fatales tiempos que duró el comunismo en esos países.

«No permitamos jamás que los traidores visiten después el país para exhibir los lujos obtenidos con la infamia. Culpémonos también a nosotros mismos», dice Castro en la reflexión publicada en el sitio web cubadebate y leída en la televisión estatal.

«Deslumbramos a nuestro pueblo con los éxitos y las promesas deportivas, pero después no nos atrevemos ni siquiera a publicar los nombres de los que traicionan a su patria vendiéndose al enemigo«, señala el líder cubano.

Fidel Castro subraya que, «a pesar de las circunstancias adversas», los atletas cubanos «brillan por su calidad humana y patriótica» y «no llega siquiera a uno de cada diez los que sucumben moralmente a la lluvia de ofertas en un mundo plagado de mercachiflismo, vicios, drogas, doping y consumismo».

Lo cierto es, que poco a poco, condicionado por este brutal y hermético sistema  nuestros deportistas se ven obligados a aspirar a una mejor vida donde sus éxitos son equitativamente compensados.

«Cuando un pueblo emigra, los gobernantes sobran»