Desnutrido, mal vestido, con una irregular costura en su pantalón y un cinto improvisado a partir un trapo viejo, con los zapatos descosidos que seguramente halló en algún basurero, camina encorvado con una voz apenas perceptible, solo se alcanza escuchar perdiéndose en el aire un pregón atenuado como resultado de no tener fuerzas ya para seguir: ajo……..
Debo ser sincero su nombre no lo conozco, pero aunque declaran las sagradas escrituras: “que no se entere tu mano derecha de lo que hace tu izquierda” debo decir que en innumerables ocasiones le he comprado su producto, ajos pequeños, que escasamente sirven para cocinar solo tomo dos o tres y le pago con 10 pesos MN, así he tenido que hacerlo una y otra vez porque este desdichado vendedor no acepta a pesar de su crítica condición, limosna de ningún tipo.
Me he tomado el tiempo de escribir sobre él ahora, porque cada día que pasa pienso que no lo veré más, porque no es su condición física lo que más puede tocar las fibras más profundas de nuestro corazón, sino el hecho de que fuera multado por la policía y le fueran decomisado los ajos que portaba en menor medida en su única bolsa plástica ya amarillenta y grasosa.
Un hombre que no tiene ningún tipo de sustento, que no es alcohólico, que solamente vende a lo que puede acceder: minúsculos ajos que solo reportan quizás 1 o 2 pesos cuando algún buen samaritano despojándose de prejuicios se conduele y le compra.
Esto no es un caso aislado a diario veo decenas de personas igual que él, personas desvalidas sin posibilidad de un empleo, un techo o un plato de comida caliente, personas que viven en el “país de la igualdad”, el “país de los humildes”, “donde no hay lugar para la pobreza”, “donde nadie se tiene que esconder para vender ajos, tomates, viandas etc…”
Me tocó vivir una generación donde he tenido que ver y sufrir estos males, donde un gobierno déspota se preocupa en gastar toneladas de cemento y recursos de la construcción en la restauración de una plaza que solo tiene un fin político, recursos con los cuáles se demostró estadísticamente se hubiera podido resolver el problema de la vivienda en Bayamo.
Y así sigue todo, los desvalidos de esta época no pierden la esperanza de ver un rayo de luz que les anuncie un mañana de cambios y oportunidades para todos.
“Cuando un pueblo teme a un gobierno, se siente tiranía; cuando un gobierno teme a un pueblo, se siente libertad”
Abraham Linconl
Pobre hombre, no dejo de mirar las fotos y sentir tristeza, pena e incluso hasta lastima. Muy lamentable la situacion de personas como estas que no tienen ninguna salida o posibilidad de mejoras a corto o largo plazo en la Cuba que los Castros han creado. Estan totalmente desprovistas de amparo social, legal y económico. Y lo mas preocupante a mi modo de ver es que este tipo de casos se puede convertir o se ha convertido en algo normal y cotidiano a la vista de la sociedad cubana. Algo asi como los secuestros que suceden en Centroamerica que dejan de ser noticias debido a que son tan frecuentes que pasan a ser sucesos habituales, algo que simplemente pasa porque asi son las cosas.
HOMENAJE A LOS DISIDENTES
Cismático bizarro y suicida
Cruje el himen de los poderes
El germen que se filtra por la herida
Obra en sus entrañas los deberes
Horda que asfixia el albedrío
De almas clandestinas e ilegales
Ese tragón se zampa el desvarío
De ser el salvador de sus iguales
Echad a rodar con los millares
La Habana, Las Villas, el Oriente
Poned pecho al puño y la correa
Los lagos hoy sitiados serán mares
Sacudiendo el sillón del presidente
¡Quiébrense las plazas de mareas!
¡Únase el sumiso al DISIDENTE!